Vuelven las asambleas presenciales, las presentaciones comerciales, el cara a cara y el retorno progresivo a una normalidad que no lo ha sido durante demasiado tiempo y ha logrado enfriar las relaciones sectoriales, distanciando contactos y poniendo muchas dificultades en el desarrollo del día a día de las empresas y sus profesionales.
Afortunadamente vamos recuperando el pulso, vamos pisando calle y acercándonos a los nuestros, con los que trabajamos y convivimos dentro de la industria del juego. El sector gusta de los actos públicos por lo que irradian de temperatura humana. Un encuentro entre profesionales es una puerta abierta a los abrazos, una ventana por la que penetra la luz de la cordialidad compartida, algo que cada vez necesitamos con mayor apremio sobre todo tras meses de aislamiento e incomunicaciones.
En la medida en la que la ciencia y la tecnología avanzan observamos que se resienten las relaciones sociales. El ordenador, el móvil nos privan muchas veces del encuentro personal, del pálpito directo de emociones, informaciones y sentimientos.
Estamos inmersos en un proceso de deshumanización que asusta hacia donde puede llevarnos. Por eso resulta del todo punto imprescindible rescatar, mediante el acercamiento empresarial y profesional, el factor humano, el sentido de la efusividad, el cálido abrazo y la sonrisa directa que ilumina los corazones. Bienvenido ése retorno como síntoma de alegría para resarcirnos de una normalidad que habíamos perdido.