Gómez Yañez, sociólogo de cabecera del sector y estudioso profundo del juego, predice que alcanzaremos la normalidad a finales de 2022 o principios del 23. Parafraseando al Tenorio habría que decir aquello de “cuan largo me lo fiáis”. La verdad es que las empresas, que están siendo objeto de un varapalo económico tremendo, no están para soportar plazos de espera tan largos, pues son muchas las que funcionan con respiración asistida y otras hasta carecen de la bombona de aire para seguir. No obstante una cosa son los deseos y otra muy distinta los hechos. Y Gómez Yañez es de los que habla con conocimiento de causa.
El profesor fundamenta su vaticinio en que “en todas las crisis el juego es uno de los sectores que más tarda en recuperar la normalidad”. Y en ése sentido no podemos estar más de acuerdo. Se está viviendo ése recelo del público habitual del bingo, casino o salón a volver a sus locales. El miedo existe, las precauciones se acentúan y las visitas se dilatan o, no se producen durante más tiempo del deseado.
El juego atraviesa una situación anómala que ya veremos cuando finaliza y hay un retorno a la normalidad. Estamos inmersos en una fase de transitoriedad difícil, en la que los síntomas de recuperación no son lo reparadores que deberían ser ateniéndonos a los daños ocasionados por la pandemia. Visto el panorama, ¿ no tendrían las administraciones que echar una mano al sector aunque ésta se limitara a no continuar asfixiándolo ? Conociendo la mayoría de posicionamientos igual estoy pidiendo peras al olmo. Lo que no me impide soñar con una vuelta próxima a la mejor de las normalidades.
