El gobierno de Baleares está preparando una Ley del Juego o modificación de la misma que se ocupará, siguiendo la tónica imperante, de endurecer las normativas y tendrá, según sus portavoces, “un carácter más social.”
Me deja absolutamente perplejo el comprobar que en la Mesa Social del Juego auspiciada por el govern no hay representante alguno del sector, ni por supuesto de las asociaciones empresariales que defienden sus intereses y que algo tendrán que decir, digo yo, sobre los asuntos que se están ventilando. Lo que significa que se están abordando una serie de temas de indiscutible trascendencia para la industria del juego al margen por completo de los que protagonizan la historia, que son los empresarios y a los que habría que concederles la oportunidad de explicarse. Pues no señor, chitón y a otra cosa.
Como el govern es muy social en la referida mesa están UNICEF, las asociaciones de vecinos, la defensora de los ciudadanos, el Proyecto Hombre, los afectados por los productos financieros ( vaya tela ), la plataforma libre contra las casas de apuestas, los del Plan de Adicciones y Drogodependencias, el psicólogo de guardia, las asociaciones de padres y madres de alumnos y alguna que otra entidad más. Sólo faltan los miembros de la ensaimada mallorquina, los amigos de la lengua catalana ( que son muchos ) y los de Mallorca por la independencia.
Es alucinante esto de dar voz sobre el juego a todo quisque, muchos sin pajolera idea del tema y silenciar a los empresarios, actuando de espaldas a ellos con premeditada alevosía. Indignante acto propio de una sucia política cuyo tufo sectario apesta.