Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Madrid

6 de mayo de 2021

Madrid, capital del Reino y Comunidad de todos, es uno de los grandes lugares del mundo que está permanentemente dispuesto a abrir los brazos de la buena acogida, a ser hospitalaria sin distinciones, a no preguntar al que llega de donde viene, a fomentar con naturalidad la tolerancia, la alegría de vivir, el disfrute de los sentidos, la expansión del espíritu. Madrid sabe acoger al visitante y ésta es razón suficiente para que nadie se sienta extraño en un territorio que abraza al forastero y le hace sentirse como en su propia casa.

La hostelería de Madrid es una de sus grandes señas de identidad. Por su enorme diversidad, por la profesionalidad que desprende y que cultiva la atención como regla de oro, por su contribución a disfrutar en paz y alegría del lado hedonista de la vida que sirve para levantar el ánimo y aliviar las penas. Uno de los más notables atractivos que irradia Madrid es su hostelería, nervio, imán y colofón feliz de la capital del Reino.

Isabel Díaz Ayuso, la tan denostada por la izquierda y tildada de tarada, demostró desde el minuto uno su perspicacia al entender que no se podía paralizar drásticamente la hostelería que es uno de los motores de Madrid. Que cabían medidas alternativas frente a un cerrojazo no avalado por criterios científicos. Y su decisión, cuestionada y combatida, resultó efectiva e hizo que Madrid no bajara la cabeza, que siguiera vendiendo cordialidad, simpatía y buenos sabores. Y su firmeza, su talento político origen de mofas, su tenacidad para lograr un Madrid respirable y abierto en éste capítulo de la hostelería y en otros muchos han tenido su reflejo en una victoria electoral contundente que la lleva al olimpo de las elegidas, y los elegidos faltaría más.