El gobierno de Australia está siendo criticado por su relación con la industria del juego y su oposición a la prohibición de la publicidad de apuestas en línea. Según cálculos de Reuters basados en documentos gubernamentales, políticos de los principales partidos recibieron entradas gratuitas para partidos deportivos, principalmente en eventos de rugby y otros deportes, por un valor estimado en aproximadamente 29,000 dólares australianos solo en el período de junio de 2023 a marzo de 2024. Estas entradas, que no tenían un precio asignado, fueron declaradas en el registro de regalos del Parlamento, que requiere que los regalos superiores a 300 dólares sean comunicados.
Este cabildeo y las contribuciones de la industria del juego parecen formar parte de una campaña de presión contra una propuesta de prohibición total de la publicidad de apuestas en línea, recomendada por una investigación parlamentaria en 2023. A pesar de que la mayoría de los australianos apoyan la prohibición, la influencia de los intereses creados, incluyendo ligas deportivas y operadores de apuestas, ha dificultado la implementación de dicha medida.
El primer ministro Anthony Albanese, quien prometió tomar medidas firmes contra la publicidad del juego, ha dejado el asunto en suspenso tras la disolución del Parlamento, a la espera de las próximas elecciones. La industria del juego en Australia genera pérdidas estimadas en 34 mil millones de dólares australianos en 2025 y aporta importantes ingresos a los deportes, tanto por porcentaje de las apuestas como por derechos de retransmisión y patrocinio. Organismos deportivos como la NRL reciben millones de dólares anuales de las apuestas deportivas, y algunos críticos, como la diputada Kate Chaney, acusan a estos organismos de priorizar sus intereses financieros sobre la salud pública y la integridad del deporte.