Lo dijo alto y claro el sociólogo José Antonio Gómez Yañez durante la presentación del Anuario del Juego 2020: “Un tercio de los impuestos pagados por las empresas del juego permite la construcción de hospitales en la Comunidad de Madrid.” Y puso el ejemplo el Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal recientemente inaugurado.
Noticias como ésta deben de emerger con nitidez y la relevancia necesaria para que se tenga cumplida constancia de las realizaciones de carácter sanitario y asistencial que se llevan a cabo a través de la fiscalidad aplicada a la industria del juego. Es un aspecto que se obvia de manera deliberada al enfocar y divulgar los asuntos del juego de los que únicamente se muestran sus aspectos negativos con el propósito de provocar la alarma social.
Otro enjuiciamiento tendría el juego ante la opinión pública si desde las propias administraciones autonómicas trascendiera el destino que se da a los ingresos del juego dentro de sus capítulos presupuestarios. Que servicios se atienden y en que medida se contribuyen a la acometida de proyectos de carácter social mediante las citadas vías de financiación. Lo que sucede es que en éste sentido tampoco existe la claridad administrativa ni hay tampoco voluntad política de que nada trascienda de éste tema.
Lo que vende respecto al juego es el escándalo y sembrar el negacionismo sobre la actividad. Reflejar la realidad en todos sus términos es, al parecer, tarea estéril.