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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Garzón, la figura

24 de septiembre de 2020

Del ministro de Consumo, don Alberto Garzón, sobresalen dos aspectos respecto a la función encomendada. Sus escasas competencias por un lado, que ha hecho que coja el juego como cometido estrella, y su desmedido afán por figurar y estar permanentemente en el candelero informativo, aunque sea para decir naderías o sandeces. Eso es lo de menos, aquí de lo que se trata es de hacerse visible y chupar cámara.

En su decisión de ser y comportarse como figura ministerial lo primero que ha hecho don Alberto es arrogarse el máximo protagonismo en el Consejo de Política de Juego anteriormente liderado por el director general de la cosa. Como Garzón corre el riesgo de aburrirse a lo grande porque sus funciones no llegan, ni de lejos, a las que desarrolla un secretario de estado, se ha encaramado a lo alto del Consejo de Política de Juego para proclamar su absoluto mando en plaza y su humillación al teórico titular del asunto, Mikel Arana, que queda relegado al papel de segundón.

Dada la poquísima faena a realizar Garzón no cesa de alardear de sus objetivos con el juego, que pasan por hacer de su regulación la más restrictiva de Europa, de lo que el camarada se ufana; de prohibir, prohibir y prohibir, fiel siempre a las tesis comunistas, y de escandalizar a la parroquia con datos manipulados sobre los efectos del juego. Y como tiempo tiene de sobra, le queda para meterse con la monarquía.

En un gobierno de fuste, porque el que nos manda no lo tiene, pienso que don Alberto Garzón, la figura, no hubiera pasado de la conserjería del ministerio. Teniendo enchufe, comunista por supuesto.