El juego tiene muchos frentes abiertos, muchas cuestiones que atender y resolver y que están lastrando el normal desenvolvimiento de la actividad en los planos empresarial y asociativo. Nada más faltaba que sucumbiera en éstos momentos a la psicosis desencadenada con motivo del coronavirus. Que es un problema sanitario preocupante que habrá que combatir con las medidas pertinentes y poniendo a contribución los medios necesarios. Pero sin dejarse vencer en lo anímico por unas campañas informativas trufadas en ocasiones de desmesuras que siembran el miedo colectivo y abonan el terreno para que cunda el pánico.
Hay un manifiesto desenfreno informativo en un tema tan sensible como es el que afecta a la salud de la ciudadanía. Circulan por las redes sociales noticias que no son tales y que calan en la opinión pública creando una atmósfera que influye en muchos núcleos de la población y fomenta la histeria colectiva.
Ya se habla de múltiples efectos negativos sobre el juego a causa del coronavirus. De clausuras, de suspensiones, de catastrofismos. En circunstancias como las que atravesamos conviene adoptar las máximas precauciones de todo tipo, no cometer imprudencias y echar mano de la sensatez. Sin que ello signifique sucumbir al pánico que no parece estar justificado. Desde la serenidad: ¡fuera psicosis!