El ministro de Consumo, Alberto Garzón, inició ayer una ronda de contactos con los agentes implicados para abordar los términos de la ley publicitaria del juego. La iniciativa es loable siempre y cuando no se parta, a la hora de dialogar, de principios inmutables. Porque si es así el pretendido diálogo no dejará de ser un mero pretexto para hacer valer la imposición ministerial.
Se han aireado y divulgado verdaderas barbaridades respecto al juego. Se ha utilizado la demagogia sin tasa para demonizar la actividad. Y se ha hablado con mucha verborrea oportunista y escasos fundamentos. En éste tema ha llegado el momento de hablar, pero con sensatez, con rigor, con conocimiento de la materia y un mínimo de objetividad. No puede abordarse el asunto desde los prejuicios apriorísticos o los hechos consumados sin escuchar a las partes interesadas.
Antes de tomar decisiones en caliente o poco meditadas se impone hablar, hablar y hablar. El ministro Garzón debe hacerlo y los empresarios también deben participar activamente del diálogo. ¿Qué la publicidad televisiva del juego es excesiva y admite un replanteamiento a fondo? Es razonable. ¿Pero no lo es igualmente el analizar el machaqueo publicitario de los juegos públicos? Lo recomendable es hablar, hablar y hablar. Sin imposiciones férreas y con sensatez. Que está notándose muy en falta en los asuntos del juego, particularmente privado.