Estamos a punto de decir adiós a 2019. Y si hacemos inventario del año transcurrido no queda otro remedio que admitir que ha sido un ejercicio extremadamente duro para el juego. Y no por causa del sector sino por las razones externas que han hecho de la actividad una especie de pim, pam, pum al que han apuntado desde todas direcciones. El juego ha sido en el ciclo que ahora finaliza la pieza fácil a la que se apuntó con manifiesto deleite una clase política de identidad populista y comunista y unos medios informativos que les siguen el juego, nunca mejor dicho, y se pliegan a sus designios con absoluta complacencia. Y para desgracia de nuestro país, España para entendernos, ésta colaboración entre unos y otros se apoya muchas veces, para desgracia nuestra, en la más pura demagogia y la manipulación interesada, Y abarca no solo el ámbito del juego porque incide en la vida nacional.
Pese a todo el sector no ha decaído, ha apretado los dientes y ha hecho lo que sabe, que es trabajar y pelear en un mercado cada vez con mayores restricciones y problemas. Hay que seguir por tanto en la brecha, ajenos al desaliento y haciendo, de vez en cuando, un ejercicio de autocrítica que nunca está de más. Y al hacerlo caeremos en la cuenta que siempre hay cosas que mejorar o rectificar. ¿ No lo creen ustedes así ?