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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Una Junta de Castilla y León admirable

21 de noviembre de 2019
Sí, es admirable lo de la Junta de Castilla y León. Hace dieciséis años alumbró la idea, a la que se sumaron entusiastas las asociaciones empresariales, de organizar un congreso nacional de juego y desde entonces ha persistido, y se ha superado, en el mantenimiento de la iniciativa. Que ha sentado cátedra de bien hacer y de ser capaz de concitar el interés general de todo el sector español. Y llegados a éste punto hay que poner en valor, nunca más gráficamente expresado, la obra de Luis Miguel González Gago, de Pilar que ahí sigue, y del resto del equipo.
 
La Junta de Castilla y León ha sido la única autonomía que no ha tenido ningún complejo en abanderar un congreso del juego. Y ha sido a lo largo de más de tres lustros un modelo intachable en cuanto a compromiso y defensa razonada y valiente de la actividad. Aquí no ha existido ni dobles caras, ni hipocresías: aquí todo se ha ido llevando a cabo, hasta hoy, con absoluta naturalidad y sin que el airear y debatir la problemática del juego supusiera ningún desdoro, antes al contrario, para una Administración que se ha sentido, y puede estarlo, orgullosa de la organización de un congreso que es en la actualidad santo y seña del juego español.
 
Que en unas circunstancias como las que atravesamos, con el juego en la diana de la política, la Junta de Castilla y León mantenga intacta su vocación de erigirse en bandera de la actividad habla por sí sola del talante constructivo y la altura de miras de sus dirigentes. Con especial mención al presidente, Alfonso Fernández Mañueco, que fue quién dieciséis años atrás inauguró el primer evento.