Al PSOE de Andalucía no le sienta nada bien la oposición. Es natural: más de tres décadas en el machito, haciendo y deshaciendo a su antojo, dieron al partido un carácter patrimonialista del que todavía no se acostumbra a abdicar. Ahora, con evidente sentido electoralista y sumándose a la marea existente, llevó al parlamento una serie de medidas contra el juego patológico. Olvidándose, vaya desmemoria, que tuvo tiempo suficiente, más de treinta años, para aplicarlas cuando ejercía el ordeno y mando. PP, Cs y VOX le han tumbado la iniciativa como es natural. Y le han recordado que sus propuestas pudo materializarlas hace unos meses cuando gobernaba.
La diputada socialista, doña Soledad Pérez, que defendió la batería de medidas, se enfurruñó al comprobar como le tiraban atrás su decálogo de actuaciones para el juego. Y le salió la vena de los acostumbrados a ordenar quizás por la añoranza de tiempos pasados. Y amenazó con que si gana las elecciones Pedro Sánchez establecerá para el juego el mismo criterio que el aplicado al tabaco. O sea que anticipó un panorama muy negro para el sector.
Doña Soledad no cayó en la cuenta de que las competencias del juego están transferidas a las autonomías. Y que su presidente, si sale elegido, podrá sacar del cajón donde duerme el sueño de los justos el Reglamento de Publicidad y alguna otra cosita pero poco más. So pena que sus barones, al grito del líder, declaren la guerra abierta al juego. ¿Sánchez al antijuego? Don Pedro es un hombre político de principios muy sólidos, que van cambiando en función del viento, de la temperatura, de las encuestas y de lo que se tercie. Es un hombre de estado per “sanchista”. Así que lo que más convenga.