Las buenas noticias no son noticia. Y no venden en el mercado informativo. Aquí lo que trasciende, lo que interesa, lo que despierta la curiosidad genera es lo truculento, lo folletinesco y desmesurado. En éste clima social, donde se avientan las falsedades que circulan como certezas inamovibles, no es de extrañar que informaciones que deberían resaltarse pasen desapercibidas.
Es el caso del Proyecto Hombre de Andalucía donde la adicción al juego figura entre los porcentajes más bajos de usuarios. Un dato que apenas merecerá cinco líneas en prensa y silencio en la tele y que refuerza la tesis de que la adicción en nuestro país es de las más bajas de Europa.
Informaciones de ésta naturaleza y otras que inciden, con datos y análisis, sobre la baja intensidad de la ludopatía en España se soslayan deliberadamente, se hurtan a la opinión pública y no se les otorga el menor de los ecos. Aquí lo que vende, lo que se cultiva es la piedra de escándalo. La señora que se gasta la cesta de la compra de la compra en la máquina o el bingo, una entre dos millones o cinco, la ruina familiar, el niño que entra al salón, sin pruebas que acrediten el hecho. Todo un festival de mentiras, desmesura y toxicidad. Asco de país en muchos aspectos. Este que comentamos uno de ellos.