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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Ni saben ni quieren saber

9 de octubre de 2018

Decían los representantes de CEJUEGO, que finalmente han dado señales de vida aunque aseguran estar trabajando mucho, que los políticos españoles tienen un nivel bajo de información sobre el juego. O sea que tienen escasa idea real de la actividad o la que poseen, añado por mi cuenta, está deformada o viciada por hablar en Román paladino. Y añadían que el discurso de la calle, el que circula, el que vende, no es el del sector. Y nunca lo puede ser si está previamente intoxicado por noticias prefabricadas que se elaboran con material de escándalo. Hasta aquí es lo que hay.

CEJUEGO se ha puesto en manos de una consultora para diseñar una estrategia de comunicación y dar respuesta a todos los temas de juego. E incidirán en sus contactos políticos para que los padres de la patria y los representantes públicos se acerquen sin prejuicios a la realidad del juego con sus luces y sus sombras. Porque aquí de lo que se trata es de trasladar la imagen de una realidad lo mas objetiva posible.

Me parece loable y digna de apoyo, de cierre de filas sectorial, la iniciativa de CEJUEGO. Desde SECTOR llevamos tiempo pidiendo una reacción contundente por parte de las entidades empresariales de peso ante una ola de ataques sistemáticos tan escandalosos como manipulados. Hasta aquí de acuerdo.
Donde albergo serias dudas respecto a la eficacia de la misión es en lo relativo a que los políticos se presten a querer conocer y asumir la realidad del juego. Sin prejuicios desprovistos de doble moral.

Conviene distinguir a los reguladores actuales, políticos o funcionarios, la mayoría de los cuales están desplegando un papel esencial de ayuda y contribuye a la evolución del juego. Que entienden y se preocupan por los asuntos del juego y hay que reconocerlo. Pero otra cosa distinta es el político que se sienta en el parlamento y hasta el que ocupa una concejalía. Este, en el noventa y cinco por ciento de los casos, y quizás me quede corto, ni sabe si quiere saber sobre el juego. Ahí practican la doble moral. Buenas palabras, humo y escaso o nulo apoyo. Compromisos de boquilla y ninguna respuesta efectiva. Con el juego no quieren ningún riesgo, se arrugan, no se comprometen y lo miran de reojo. No encuentran en él ningún crédito electoral y lo eluden o ignoran, cuando no lo condenan. Eso es así y tratar de que sepan es engañarse. Porque seguro que nos engañan.