La voz autorizada del catedrático de derecho financiero y tributario, Joan Francesc Pont Clemente, director del Informe Económico Fiscal del Bingo, es clara y potente al declarar: Salvemos al bingo, salvemos esta modalidad de juego aunque sea a costa de una inicial reducción de ingresos fiscales, en línea de lo que ya se ha hecho para el juego en la red.
Salvemos el bingo mediante un rediseño de la actividad cuya solución única no pasa por la disminución de la presión fiscal, sino que se aborda desde la idea de reformular los mecanismos tributarios y la imagen del modelo de negocio hacia una nueva orientación. Salvar el bingo paraimpedir que el goteo del cierre de salas no se lleve por delante cerca de 15 clausuras por año.
Salvar al bingo para impedir que siga la sangría de las ventas con un descenso del 52,1% en diez años, mientras los casinos bajaban en ese período un 29,4% y las máquinas un 23,6%. Salvar el bingo que soporta un gasto real situado en el 33% sobre las cantidades jugadas respecto al 16% de la media del sector del juego privado.
En definitiva, en palabras de Pont Clemente, es urgente salvar al bingo mediante un relanzamiento de le de sostenibilidad a la actividad y capacidad creciente de generación de ingresos como resultado del impulso obtenido por su reforma.