A la vista del calendario del juego en junio a uno le da la impresión de que el personal quieren largarse de vacacioneS. Y hacer de julio un mes inhábil, propio para la tumbona y el sol y el alejamiento del curro. En junio no hay semana en la que no se organicen tres o cuatro saraos: presentaciones, asambleas, aniversarios, congresos, reuniones, copetines. ¿ Hay quién de más ?
Estamos en un país libre y en una economía libre y aquí cada quisque puede hacer lo que le venga en gana. Faltaría más que me viniera a la mente el tratar de organizar la vida a nadie. Pero hombre apelar un poco a la mesura, a la sensatez, a la facilitación racional de los trabajos y los viajes tampoco es ejercicio que está de mas. Se acumulan las citas del juego en junio un día sí y otro también y los cerebros pensante deben caer en la cuenta que no todo el mundo vive en Madrid, que los provincianos existen, que el trabajo diario es preciso atenderlo, que no todo es fiesta va y copa viene y que si no se labora no se come.
Se que esto que digo es gastar pólvora en salvas y que los humanos vamos cada uno a nuestra bola y nos importa un pimiento lo que acontece con el que tenemos al lado. Que eso de pensar en los demás, de hacer más fácil y amable la existencia, más llevadera para aquéllos que nos rodean es algo en desuso que no se lleva. Por tanto ante el aluvión de actos del juego anunciados para junio confieso que saco bandera blanca y me rindo. A mi edad no estoy para tantísimo sarao ininterrumpido. Los excesos me los prohíbe el médico.
