Me parece estupendo que el Consejo de Estado de su beneplácito a las grandes instalaciones de ocio en Extremadura. Y que el presidente de la Junta don Guillermo Fernández Vara, cumpla su sueño, que tiene todos los rasgos de ser similar a otros que acabaron en frustración y desencanto. Pero que aquí, no queremos pecar de malos agoreros, quizás se cumpla y traiga a las tierras extremeñas dinero, felicidad y empleo, que falta hacen. Por fantasear que no quede.
Pero antes de echar a volar su imaginación con el complejo de marras no estaría de más que el señor Fernández Vara se parara a pensar, un solo minuto, en que estado se encuentra el bingo de Extremadura. Y entonces se daría cuenta que hay que tratar por todos los medios de edificar un mundo fantástico de entretenimiento, relax y juego. Del todo punto conformes. Si bien previamente no está de más echar un vistazo a lo que tiene alrededor. Y es un subsector del bingo en estado comatoso, donde la Administración saca una tajada económica del 18% mientras las salas al final de la corrida se llevan un raquítico 16%. ¿ No se ha enterado todavía el presidente de semejante escándalo económico que amenaza con llevarse por delante a las salas de la región ?
Extremadura pretende estar en vanguardia del ocio con proyectos faraónicos que huelen a fábula. Nada que objetar. Siempre y cuando se ocupe de solventar el desaguisado económico que soporta el bingo extremeño. Que no está en el furgón de cola nacional. Es que descarriló hace mucho tiempo. Y el presidente sin enterarse.
