Que pobreza intelectual, que raquitismo de ideas y cuanta demagogia de saldo la de éste populismo comunista que cuando se habla del juego te suelta un chorreo de tópicos más viejos que maricastaña, de frases que suenan a rancio y que denotan una manifiesta indigencia mental.
Aconteció en Extremadura. Nada más anunciar Fernández Vara su proyecto de un complejo que combina ocio, hostelería y juego saltó raudo al primer plano de la actualidad el secretario general de Podemos del territorio para hacer uso de las muletillas más sobadas: que si alfombra roja para quienes no pagan impuestos; que si todos sabemos lo que hay detrás del juego; que será un negocio sin horarios, sin convenios, sin controles. ¿ Seguimos con la retahíla de frases del más puro estilo rogelio?.
Escribí en días pasados de lo que califiqué un sueño de Fernández Vara. Que me gustaría se hiciera realidad aunque me reafirmo en mi escepticismo. Pero al margen de que se consiga o no llevar a buen puerto la idea lo que no es de recibo es la actuación de lo que dicen encarnar la nueva política Que no deja de ser más que la expresión de una ideología autoritaria, excluyente, cargada de resentimiento y edificada en el odio al contrario, que es, sencillamente, el que no piensa como ellos.
Declaraba el secretario de Podemos extremeño que no quería ser grosero al entrar a abordar los asuntos del juego. Grosería la de unos tipos que hacen del insulto al oponente, la chulería y la algarada callejera su principal seña de identidad. Y no dejan de soñar con Lenin, que ya son ganas de meterse hasta el fondo del tenebroso túnel del tiempo.