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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

El día tenía que llegar

4 de abril de 2017

Cuando días pasados evoqué con Manuel Lao en Madrid la jornada de la que fue protagonista con motivo de su nombramiento como doctor honoris causa por la Universidad Católica de Murcia, Manolo, con su temperamento torrencial que todo lo arrasa, me dijo: “El día tenía que llegar y llegó.”

Con éstas palabras, tan sencillas como claras, Manolo Lao resumió un reconocimiento no sólo a su persona y a su ejecutoria empresarial y personal sino al sector al que pertenece y del que se siente, siempre se ha sentido, líder representativo y orgulloso.

Abundando en la conversación de pasillo con Manolo, que suele encontrar un hueco conmigo para dar rienda suelta a sus impresiones, se mostró más que satisfecho por un doctorado que ha servido para aupar al juego hasta el podio de la cultura.

Manolo, aparca su satisfacción personal, y se congratula del salto adelante dado por el juego en forma de visionado industrial, de normalidad empresarial, de corrimiento de cortinas capaces de mostrar una imagen del juego formada por cientos de sociedades que pelean cada día como todas para vender sus productos, intentar superarse, invertir en tecnología y crecimiento y tratar de mantener o aumentar sus puestos de trabajo. Un sector el del juego con sus peculiaridades pero no distinto en lo fundamental a cualquier otro, con sus problemas, sus angustias, sus contratiempos y sus legítimos deseos de ir a más. Un sector que se ha quitado complejos, falsos complejos, y se mira en el espejo donde compiten los emprendedores.

Tipos audaces, apasionados y soñadores como Manuel Lao inyectan vitalidad, nervio y espíritu de superación a un sector. El lo ha hecho con el juego. Pero de su reconocimiento empresarial y académico somos todos un poco partícipes. El día tenía que llegar y llegó. Sentencia esclarecedora de Manolo.