El nombramiento de Manuel Lao Hernández como doctor honoris causa de la Universidad Católica San Antonio de Murcia ( UCAM ) es un hecho trascendente para el sector en general que además de servir para congratularnos invita a la reflexión.
Manuel Lao en su puesto de capitán al mando y CIRSA como grupo son un claro exponente de las altas cotas conquistadas por la industria española del juego en el ámbito nacional e internacional. Constituyen un ejemplo individual y empresarial de un sector muy sólido que ha sabido crecer y expandirse por el mundo a base de trabajo, audacia y una fé sin fisuras en las propias capacidades.
CIRSA y Lao son hoy más que nunca un referente del juego español digno de ser aplaudido y analizado. Ambos encabezan por derecho el sector en nuestro país dentro de una industria cada vez más afianzada, más autosuficiente y empeñada en avanzar tecnológica y profesionalmente. Que apuesta por la reinversión y la formación como instrumentos imprescindibles para consolidarse, prosperar y afrontar con garantías los duros retos que van presentándose.
Si somos conscientes de ésta realidad sectorial plenamente consolidada, de éste auge de nuestras empresas, de su espíritu de manifiesta superación y sus afanes por satisfacer las necesidades de un mercado que redobla sus exigencias, ¿ no es llegada la hora de despojarse de complejos, falsos complejos, levantar la cabeza y sacar pecho ?
La industria del juego, diana fácil para el descrédito alimentado por una moral farisaica, arrastra desde su irrupción en la órbita económica un complejo de inferioridad empresarial que se ha sacudido sólo a medias. Todavía se opta por el silencio ante los infundios, no existe sentido de la reacción contra las descalificaciones infundadas, ni se echa mano del carácter para frenar los excesos reguladores de algunas administraciones.
El juego tiene que ser consciente de su auténtica fuerza empresarial, superior a la de otros sectores mejor tratados en todos los órdenes, y en base a ella hacer valer sus derechos, su realidad alejada de leyendas negras y su firme voluntad de conquistar una serie de mejoras. Sacudiéndose definitivamente todo atisbo de inferioridad. Que subsiste y es una rémora.