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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Dictadura legalista

11 de enero de 2017

Me comenta Juanjo Sánchez Colilla, que de leyes y regulaciones sabe hasta lo que no está escrito, que en España existe hoy una hiper regulación de todas las materias, tanto estatal como autonómica, y en éste campo el juego se lleva la palma. Esta espesa maraña administrativa, dice, puede dar lugar, en caso de no remediarse a tiempo, a una parálisis económica y empresarial, puesto que las libertades se encogen cada vez más y las prohibiciones crecen exponencialmente.

Comparto la tesis y los temores que expone Colilla. El estado y las comunidades nos tienen agobiados con tantísimas cargas como soportamos en materia de reglamentos y regulaciones; de papeleo y más papeleo; de falta éste papel y hay que actualizar el otro; del vuelva usted mañana y el tiempo se eterniza hasta que, al fin, se logra la ansiada licencia o autorización. Que a veces no se consigue y hay que abandonar por desánimo y aburrimiento. 

Hablamos en términos generales. Porque si nos centramos en el juego la burocracia que debe cumplimentarse es de proporciones tan extensas como reiterativas. Y así las empresas no pueden funcionar. Son tantas las dificultades administrativas creadas desde las instancias oficiales que hay gentes que tiran la toalla antes de embarcarse en una aventura que tiene principio pero que desconoce su final. Y el invertir en tiempo equivale a gastar dinerito. 
 
Vivimos bajo el control de una especie de dictadura legalista que resta agilidad y capacidad de reacción al mundo socioeconómico. Que es el que marca las pautas de progreso en un país. Y el emprendedor, el creativo, se ve maniatado y mermado en sus energías frente a las múltiples barreras legales que se le ponen delante.
 
Queremos un país bajo el impero de la ley.  Faltaría más. Pero no de una ley asfixiante en sus exigencias, repetitiva y de respuesta lentísima. Las reglas que ordenan el desarrollo socioeconómico tienen que responder a criterios garantistas, por descontado. Pero sin que éstos se edifiquen sobre un muro de trabas difíciles o imposibles de superar.