Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Forjadores de leyenda

4 de diciembre de 2016

El juego lo forjaron en España un grupo reducido de audaces. Tipos listos y con agallas que venían de la universidad de la calle y pusieron las primeras máquinas en los bares de sus barrios. Y enseñaron a cantar bingo en la casa regional o en un viejo cine que había apagado la pantalla. Levantaron de la nada un sector a base de inteligencia natural, arrestos que sobraban, espíritu peleón y vista larga. Ellos forman la nomenclatura de una especie de héroes populares que escribieron la épica sectorial, tejieron la urdimbre de sus leyendas y pelearon a brazo partido para encarrilar unos negocios surgidos entre los vaivenes de la improvisación, los recelos y una doble moral que puso muchas piedras en los caminos por los que discurría el juego.

De aquél puñado de soldados de fortuna, que perdieron algunas batallas pero ganaron la guerra, saliendo de las escaramuzas con múltiples cicatrices, van quedando pocos para dar testimonio de sus recuerdos. Unos se marcharon definitivamente y otros han querido dejar paso franco al relevo generacional u optado por mantener una postura discreta lejos de los primeros planos.

La vida impone sus leyes y en el sector han desembarcado gentes sin duda más preparadas, aunque no tan conocedoras de un terreno que sus antecesores sabían pisar a ciegas. Tipos bien equipados intelectualmente que tratan de aplicar sus teorías y darle un giro al negocio, inyectándole dosis de modernidad y las estrategias empresariales adecuadas para una época que difiere sustancialmente de aquélla inicial tan atrayente y tentadora como dura en su realidad cotidiana.

Los últimos mohicanos del sector, los  que se marcharon y los que aún siguen al pié del cañón, cumplieron con creces su rol de pioneros. Y los que han venido luego son deudores de su trabajo y su perspicacia. El sector es otro bien distinto al de entonces: más profesional y mejor dotado tecnológica y laboralmente. Pero, que quieren que les diga: sin la aureola mítica, y si me apuran romántica, que le imprimieron los viejos y peleones mohicanos que levantaron el imperio sobre el que estamos hoy.