Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Encuentros

11 de octubre de 2016

La organización de encuentros, jornadas, foros, debates y demás manifestaciones del juego como protagonista están comenzando a dar síntomas de saturación .Crecen como setas en época de esplendor y comienzan a empachar al responsable, que en no pocos casos da la sensación de sentirse indigesto. Se programa con excesiva alegría y a la hora de hacerlo surgen dos pegas, que lógicamente restan interés a las convocatorias, la reincidencia de los temarios e intervinientes, que en la mayoría de ocasiones se han convertido en una especie de fotos fijas con discursos incluidos.

Ahora la asociación de ludópatas de ARAGON promueve por todo lo alto una jornada dedicada al juego responsable. Esto del juego responsable, que se presume que estaba vigente desde años atrás, es una copla que cantó como nadie la que fuera responsable del juego en Cataluña, Mercé Claramunt, que se pasó la totalidad de su mandato hablando del juego responsable, “porque era lo políticamente correcto” y de ahí no pasó. Es decir no hizo por el sector absolutamente nada y se dedicó a jalear el espíritu de la responsabilidad empresarial.

Pues bien, los ludópatas asociados de Aragón, que como otros compadres viven de sembrar la alarma y armar ruido con los males derivados de la adicción al juego, a pesar de que España es uno de los países con tasa problemática más baja, montan próximamente su jornada para volver a girar la tuerca de lo del juego responsable. Y lo harán utilizando instalaciones del gobierno de la Comunidad que dispensa tantas facilidades a éstos colectivos como pocas suele brindar a los empresariales.

Me parece perfecto que éstas asociaciones promuevan lo que les venga en gana y saquen sus euros, que los sacan, vía subvenciones y patrocinios. Pero lo que ya no encuentro tan edificante es que después de explotar ésta vía, en armonía con los representantes de la patronal del juego, luego busquen notoriedad, para garantizar su supervivencia y proseguir con el chupe económico, a costa de hacer saltar todas las alarmas y reclamar las máximas urgencias para atajar los males de la ludopatía. Que ellos se encargan de agrandar y dramatizar a la carta. Pero aquí lo que importa es seguir con la ristra de encuentros, más encuentros y olé.