Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Aquí nada se mueve y todo aburre

26 de septiembre de 2016

La situación política que vive España es cansina y está llevando a la mayoría de la ciudadanía al hartazgo ante la incapacidad de sus dirigentes para adoptar acuerdos y salir del atolladero en que estamos metidos. Los partidos, los autodenominados nuevos y los que llevan la tira de años en el machito van a lo suyo, a sus componendas, estrategias, el tu más y hacernos perder el tiempo con sus monsergas y sermones que aburren y duermen.

Enfilamos el trimestre final del año y las autonomías la inmensa mayoría escurridas económicamente, no saben por dónde tirar para cuadrar los presupuestos de 2017. Y el juego, que esperaba, que confiaba ver un resquicio de luz en el próximo ejercicio, en forma de revisión de una fiscalidad monstruosa que tiene acogotadas a las empresas, rehenes de unas tributaciones propias de trabucaires, contempla con escepticismo el panorama y se resigna a continuar teniendo su cabeza bajo la férrea bota de unas administraciones caninas y voraces recaudatoriamente hablando.

Como los protagonistas del milagro y en vista de que aquí nade se mueve el juego alberga la esperanza de quedarse como está. Ya saben: lo de la virgencita. No sea que a alguna autonomía, con acumulación de telarañas en sus cajas fuertes, es un decir, tengan una de ésas desagradables ocurrencias, a las que el sector se ha ido acostumbrando por decreto, y se saquen de la chistera un ajuste fiscal. Porque oír hablar a los políticos de ajuste tributario provoca tembladeras y más de uno, de sólo escucharlo, se va por los pantalones para abajo.

Lo que está acaeciendo en España, si no fuera porque reviste una gravedad extrema, sería para tomárselo a chacota. Porque visto lo que contemplamos y oímos un día sí y el siguiente igual, esto es lo más parecido a un sainete sin gracia, con unos actores, de segunda o tercera fila, pobres en los gestos y vacíos en las palabras, que lo que tendrían que hacer, por higiene del país, es marcharse a sus casas. Aquí no sólo sobran, es que estorban. ¿ Y mientras el juego que hace ?. Lo tiene claro ¡ a jugar !.