El gobierno a la valenciana, cocido con productos diferentes y de distinto color y sabor, que con tanto entusiasmo venden doña Mónica Oltra y don Pablo Iglesias, y que preside, al parecer, don Ximo Puig, no es muy partidario del juego. Me atrevería a asegurar que no le gusta ni pizca, que no cuadra demasiado, o quizás nada, en sus esquemas políticos.
Y ésta manifiesta animadversión quedó patente en los DESAYUNOS DE EXPOJOC, promovidos por su director, José Ignacio Ferrer, en los que los representantes de todos los subsectores presentes, entre ellos Jesús Alamo, con un peso empresarial y asociativo de primer orden, vertieron muy duras críticas respecto a la actitud de la Generalitat con el juego valenciano.
El sector alzó la voz y sin perder la compostura denunció la nula información que la Generalitat ofrece sobre el juego. Su no dar la cara ante los representantes empresariales a los que lleva meses sin recibir, su falta de respuestas ante las reiteradas peticiones de diálogo. Todo un tratado de desconsideraciones que tiene, no podía ser de otra manera, irritados a los administrados.
Este es el sentir real del juego valenciano, que quiere que le atiendan y escuchen, que compartan sus preocupaciones y traten de solventarlas, que exista comunicación y no se imponga la ley del silencio más grosero.
El juego valenciano se encuentra muy incómodo, y cabreado, por la actitud de la Administración, que en mayo anunció la elaboración de una Ley del Juego de la que no se tienen noticias y sobre cuyo contenido la propia consellería se armo un lío nada más anunciar el proyecto. Y ése ambiente de descontento generalizado es el que prima en el sector, por mucho que algunos insistan, desde foros patronales, en la desfasada política del mamoneo hacia el regulador de turno y su guardia de corps. Son tácticas que repelen por el lacayismo que desprenden.
Los del gobierno a la valenciana, al menos eso aseguran sus más conspicuos portavoces, afirman que están con el pueblo, con la gente, que se afanan, actúan y legislan por y para ellos. Fenomenal. Pero que caigan en la cuenta, si todavía no lo han hecho con lo espabilados que son, que el juego también es pueblo, gente y lo que quieran añadir. Faltaría más.