El buzón de mi teléfono móvil está lleno. No admite más mensajes desde hace días. He escuchado varios de ellos y me he emocionado profundamente. Todo son elogios, frases de reconocimiento, palabras de gratitud y exclamaciones de ánimo. Me animan a perseverar en éste trabajo, a continuar peleando por el juego y el universo de empresas y personas que lo conforman. Que es lo que vengo haciendo por espacio de más de treinta años sin excesivas alharacas. Pienso que la tarea realizada por mí y mi equipo se basa en informar y opinar con la mayor honestidad y rigor y que a ésa misión nos debemos. Que nos felicitan por ello, encantados de la vida; que nos llegan las críticas o algún improperio, pues asumirlo, intentar corregir errores y pasas página.
¿Qué a que obedece ésa catarata de telegramas telefónicos recogida por mi móvil?. Pues a que últimamente he escrito varios artículos, desde ésta avenida valenciana en la que intento tomar el pulso a la actualidad cotidiana, sobre empresas y personas relevantes del sector. Han sido artículos elaborados desde el conocimiento y la memoria que otorgan mis muchos años de brega junto a nombres y hechos acaecidos. Y también un poco desde el corazón, pues sin escuchar sus latidos y hacer tuyo aquello que te dictan difícilmente puedes humanizar el mensaje, conferir autenticidad a lo que quieres trasmitir.