Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Pseudoperiodismo de cloaca

5 de mayo de 2016

Luis Pineda está en la cárcel. El caballero en cuestión, por si no les suena, creó AUSBANC, una entidad teóricamente destinada a la defensa de los consumidores. Y para ejercer su labor altruista disponía de una serie de revistas que extorsionaban y hacían chantaje a los bancos. Si no pasaban por taquilla y se avenían de buen grado a las altas exigencias económicas de Pineda y sus sicarios les propinaban una hostia – son palabras de Pineda –informativa. Desacreditaban los productos del banco resistente y emprendían campañas denigratorias y calumniosas contra él. Y no fueron pocos los que hincaron la rodilla y pasaron por el aro del impuesto revolucionario.

Este pseudoperiodismo ni lo inventó Pineda ni se acabó con él. Responde a la etiqueta de pseudoperiodismo de cloaca cuyos efluvios pestilentes provocan náuseas pero que tiene sus oficiantes, en mayor o menor escala, que siguen los mismos métodos del que está entre rejas. Se trata de una forma de periodismo – por darle una denominación  –practicado por tipos cuyo sentido del la ética corre parejo con su absoluta falta de escrúpulos. Individuos que han sacado rédito de la intimidación para sacar tajada. Y que utilizan la información como mercancía apropiada para manipularla de acuerdo con su conveniencia. Al que se pliega a sus exigencias le llueven los adjetivos laudatorios, por lo general tan tópicos como escandalosamente cursis, y al que planta cara hostia al canto, con descalificaciones groseras e insultos si llega el caso. Hablamos de un pseudoperiodismo zafio que no sabe de ética y mucho menos de estética.

A Pineda el juez lo ha enviado al trullo. Pero sus imitadores, que los hay a escala diversa, siguen los dictados del avispado maestro. Aquí el problema no sólo radica en la bazofia informativa que nos sirve éste pseudoperiodismo del insulto y la brocha gorda, porque no conoce otra; aquí la baraja no se rompe, como sería de desear por mera higiene social, por el hecho de que muchas empresas siguen arrugándose, bajando la mirada, cediendo voluntad y dinero y encogiéndose ante las actitudes chulescas de unos desaprensivos que no hacen otra cosa, no tienen más misión, que envilecer el periodismo