En los grandes eventos el foco de la brillantez se fija en sus protagonistas, en los que aparecen públicamente y son objeto de atención preferente y sobre cuyos pechos se cuelgan las medallas de los elogios tan ditirámbicos como cursilones. Nadie se para a resaltar que tras aquéllas fachadas de personajes o personalidades más o menos relevantes está el trabajo oscuro pero eficaz, que no sale a la luz pero que resulta del todo imprescindible, de quienes entre bambalinas ponen ideas y trabajo al servicio de un acto que tiene que estar perfectamente engrasado para que el vehículo del éxito se ponga en marcha y alcance la esperada velocidad de crucero.
El 1 er Foro Nacional del Bingo salió redondo. Se puso el cartel de no hay billetes y el aforo se ocupó en su totalidad. Hubieron reflexiones e ideas sin duda interesantes y constructivas y hasta se pusieron de manifiesto discrepancias notorias entre los reguladores y los propios empresarios. Lo que es síntoma de vitalidad puesto que de las diferencias surge el contraste de pareceres y la voluntad de entendimiento.
Aplausos, pues, para el Foro que ha conseguido lo que se proponía: poner sobre la mesa de las reivindicaciones una hoja de ruta, de trabajo y de mejora para el bingo. Para que el bingo se suba al tren de la modernidad, de la racionalidad y de una velocidad regulatoria y empresarial acorde con ésta hora cambiante que vivimos.
Y felicitaciones, como no, para sus principales actores. Y para los que han conseguido, desde el rincón en la sombra, desde el trabajo sin alardes, desde ése segundo plano que muchas veces se paga con la desconsideración del silencio, que el barco arribara a puerto con todas las velas al aire proclamando el fin con el triunfo de la aventura iniciada. Y en éste capítulo señalo a David Ballesteros Casas, que con su savia joven está imprimiendo un fuerte impulso al Grupo familiar que encabeza su padre y participando activamente en iniciativas como la de FEJBA (vicepresidida por una cabeza tan larga y bien amueblada como la de Alfredo García Murcia ), y muy en particular pongo la mirada en Jesús Serrano Escudero, un tipo para el que el trabajo no sabe ni de relojes ni conoce límites territoriales; que se pasea España varias veces a la semana y que la judicatura del juego se la sabe de memoria, y también Julián Pérez, otro todo terreno del sector, que lo mismo pacta con los sindicatos que abre con informes muy sesudos los ojos de la Administración ante una realidad brillantemente razonada. Vaya para ellos la medalla simbólica del mérito que a lo peor nadie les ha puesto.