Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

La noticia está en Castilla y León

15 de febrero de 2016

Hay hechos que pasan desapercibidos cuando están revestidos de extraordinaria importancia. En el bingo la cantinela que tenemos más escuchada es la del cierre incesante de salas a lo largo de los últimos veinte años. El goteo ha sido tan pertinaz como imparable. De la explosión alegre de las mil salas hemos ido cayendo al pozo sin fondo de las trescientas y pico. Todo un calvario empresarial que se ha saldado con ceses de negocios, pérdidas de puestos de trabajo y una sensación de tristeza e impotencia sectorial que nos invita a vivir en la melancolía. En el dicho, tantas veces falso, de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Aunque en el bingo sí es cierto.

Digo todo esto porque resulta que en Castilla y León llevan veinte años, que se dice pronto, sin cerrar un bingo. Manteniendo contra viento y marea, que los ha habido y fuertes, las 21 salas de los años 1996. Y no destrozando ni un empleo. Y haciendo frente a los zarpazos de una crisis económica tremenda que ha ido dejando cadáveres por todas partes.

Solemos hacer noticiable el lado oscuro de la vida. Las informaciones que desprenden morbo o escándalo son las que venden y prenden el interés de la opinión pública. Las noticias positivas, que trasmiten alegría y que son un canto al optimismo y la esperanza, son relegadas casi al anonimato en los medios de comunicación. Por eso me complazco hoy en resaltar un hecho que merece aplaudirse, celebrarse y apostar porque cunda el ejemplo. Lo del bingo de Castilla y León, con 21 salas funcionando sin desmayarse a pesar de las múltiples cornadas económicas recibidas es de sombrero en mano.

Un caso de naturaleza semejante tiene sus protagonistas. Que son por una parte Pepe Ballesteros, por su fé en el sector; por su voluntad de seguir adelante a base de rascarse el bolsillo; por su visión y su coraje a la hora de proponer y aguantar, y su confianza en un horizonte más despejado en forma de evolución y nuevos productos. Esos criterios y ésa trayectoria es la que han defendido ASECAL y su presidente y el resultado salta a la vista.

Y de otro lado hay que poner en valor la gestión de Luis Miguel González Gago como responsable del juego en Castilla y León. Que ha sido consciente  de que el bingo caminaba hacia el despeñadero si no se aplicaban medidas de choque, en forma de innovación, de flexibilizar medidas, de abrir sendas de progreso. Y en ése sentido Gago ha dejado el camino expedito para que el bingo, por lo menos, pudiera respirar.

Estos son los dos artífices de un suceso casi milagroso que no ha trascendido. Y que aireo a los cuatro vientos de la actualidad por ser noticia para festejar y aprender.