Los días pasan volando y nos dejan la hoja del árbol con su mensaje. Suena muy lírico pero lo cierto es que consumimos tiempo a una velocidad de vértigo. Pensamos en el mañana y resulta que si nos descuidamos estamos metidos de lleno en el pasado mañana. Por ello nos percatamos de pronto que estamos, como quien dice, a las puertas de EXPOJOC 2025. Que falta poco más de un mes para que nos reencontremos con un evento caracterizado por ofrecer cordialidad, productos, ideas y opiniones y por ser escenario de una confraternización sectorial que ha sido, desde su inicio, uno de sus principales rasgos identitarios.
No es cuestión de evocar ahora alguna de las putadas gordas que han tratado de socavar EXPOJOC. Ni la mala baba de entidades valencianas que le han negado un mínimo apoyo por pura insidia. Con su pan se lo coman todos y procuren no atragantarse. Nos acercamos al 26 de marzo, transcurrido el ritual de las fallas, para celebrar una cita en la que por suerte siempre hemos contado con una asistencia fiel, local y nacional, que no ha dudado en brindar su apoyo a la manifestación sectorial que creó, con tantísimo ánimo como dedicación y esfuerzo, José Ignacio Ferrer, que sigue en la brecha luchando por una iniciativa que en su momento rompió muchos techos y traspasó muchas barreras. Quizás fueron éstos los motivos que animaron al lanzamiento de torpedos a cargo de submarinos localizados mediante periscopio sectorial.
Chanzas aparte lo destacable es que nos acercamos raudos al día señalado para EXPOJOC 2025. Y echando mano de optimismo que nunca debe faltar, máxime en la época que estamos, les convoco una vez más a una fiesta del juego que puedo anticipar que será atractiva, cálida y sumamente cordial. En un escenario, Hotel The Westin, que es orgullo de Valencia. Nos vemos.