BINGOS REUNIDOS, la sociedad perteneciente a las familias García Galipienso y Burgos Pérez, ejerce el liderazgo de la actividad en la Comunidad Valenciana y la Región de Murcia. No obstante éste dato objetivo lo cierto es que la compañía viene manteniendo a lo largo de su dilatada trayectoria una actitud discreta nade proclive a la fanfarria. Antes al contrario, han procurado por política de empresa huir de la notoriedad, del primer plano, de cualquier gesto que llevara implícita la ostentación. Lo suyo ha sido el desarrollo de una labor empresarial de mirada larga realizada con criterio que ha ido dando sus frutos.
La solidez de BINGOS REUNIDOS que perdura y se acrecienta con el transcurrir del tiempo no tiene otro secreto que el de un profundo conocimiento del sector y de las demandas que plantea. Y en ésa línea de actuación el Grupo ha sabido asumir unas señas de identidad que son las que lo caracterizan y distinguen. En las que el factor calidad y el cuidado en el detalle representan las notas determinantes para ganarse el favor del público allí donde están sus salas.
Ahora está BINGOS REUNIDOS conmemorando el 25 aniversario del ROMEA de Murcia, una sala que pisé cuando lo adquirió la compañía un lejano 1 de octubre de 1999. Allí compartí con sus propietarios la ilusión y el deseo de asentarse sólidamente en la región y echar raíces como así ha sido. Hasta el extremo de hacer del ROMEA un testimonio más del centro histórico de la ciudad.
BINGOS REUNIDOS es sinónimo de trabajo bien hecho empresarialmente y desprovisto de alharacas. Ha sabido cuidar a su público y fidelizarle al tiempo que ha cultivado sus recursos humanos como elemento sustancial para la buena marcha de los negocios. En su equipo directivo cuenta con profesionales destacados, como Joaquín Iniesta o Juan Espinosa, ambos moviéndose con eficacia en parceles muy diferenciadas que son fundamentales para consolidar el rumbo firme de la empresa. Una compañía que me precio conocer y tratar y en la que siempre he valorado su saber estar. Regla que no todas, ni mucho menos, saben cumplir.