La fecha del 18 de julio, connotaciones históricas al margen, ha sido memorable para el bingo andaluz. Las dos asociaciones empresariales, ASAEBIN y ASOBING celebraron sus respectivas asambleas y luego todos sus miembros se fueron a comer juntos, en un ambiente de claro acercamiento y de amable sintonía que hay que realzar por lo que tiene de constructivo y de apuesta decidida por entenderse y no alejarse, por hablar y compartir ideas y propuestas. Todo ello ante la mirada de una Administración, y en particular del secretario general de Hacienda, Manuel Vázquez y del director general de Juego, Jesús Ignacio Pérez, que asistieron complacidos a éste acto en el que sobrevolaba por encima de cualquier otro aire el del espíritu unitario sectorial.
El gobierno de la Junta se mostró en su día opuesto a la dispersión asociativa. Recuerdo la contrariedad expresada entonces por José Antonio Soriano cuando se anunció el desgaje de ASAEBIN y el nacimiento de ASOBING. Un posible entendimiento para llegar a la fusión es sabido que contaría con el beneplácito de la dirección general, que no obstante mantiene intacta la neutralidad.
El clima del almuerzo compartido ayer estuvo presidido por la cordialidad, por los saludos efusivos y hasta por los abrazos de buena ley, de los que salen de dentro. Escenario propicio por tanto para una aproximación sincera, directa, sin medias tintas. Lógicamente no cabe esperar que del mismo salgan de inmediato planteamientos firmes u ofertas concretas entre unos y otros. Lo positivo es que ha habido diálogo, y que son más los puntos que unen que los que separan. Por ello sería de desear que ésa línea de comportamiento se prodigara y que se extrajeran las oportunas conclusiones.
Que la Administración escucha con mayor facilidad una única voz que dos es algo que dejo claro en Valencia Inmaculada Domínguez. Y creo que acierto si digo que Jesús Ignacio Pérez piensa tres cuartos de lo mismo. Ignacio Benítez Andrade y Fernando Luis Henar llevan muchos kilómetros recorridos en la carretera del bingo para saber que es lo que más conviene. Ellos dirán si es mejor conducir dos deportivos o meterse todos en una monovolumen. Por supuesto que con el motor preparado y el mayor grado de confort posible. Su palabra es la que vale en éste caso. Que acierten y nada más.
