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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Verano entretenido con Loterías

16 de julio de 2024

Casi cinco meses antes, cinco, del sorteo de Navidad Loterías nos anticipa un verano entretenido. Sus historietas que agitan los sentimientos y apelan a las emociones, que tocan el corazón e invitan a abrir la cartera, adquieren carta de naturaleza en los spots televisivos que invaden las pequeñas pantallas. Que se prolongarán a lo largo del estío y alcanzarán su cénit en diciembre, un mes de vísperas en el que los mensajes y las escenas se harán más tiernos, más familiares, más entrañables. Todo con la finalidad de sacarle los cuartos al españolito haciéndole soñar con la suerte y los millones del gordo.

A éste paso, y con tanto sentido previsor como el que manifiesta Loterías, el año que viene nada más pase el sorteo del niño ya pondrán manos a la obra para publicitar los décimos navideños. Y estaremos meses y meses siendo sufridos espectadores de relatos que juegan con la sensibilidad de los ciudadanos, que son de corte folletinesco y de lágrima fácil. Un espectáculo televisivo meramente embaucador cuyo objetivo no es otro que aumentar las ventas de Loterías. Por cierto que son, junto a la ONCE, las modalidades de azar que se han recuperado tras la pandemia y han elevado considerablemente su facturación, al contrario de lo acontecido con los juegos privados que siguen sin reaccionar económicamente durante los tres últimos años.

Son un ejercicio de desfachatez y un abuso palmario los que protagonizan Loterías y ONCE en materia publicitaria. Unos alardes propios de nuevos ricos que invaden las pantallas de televisión y las emisoras de radio, amén de los medios impresos, con sus campañas revestidas de sensiblería, sueños, fantasía barata y proclamas subliminales a las que se le ve el plumero de arañar euros de los bolsillos familiares.

Loterías promete un verano animado con sus spots rebosantes de ternurismo y hasta lágrima fácil. Fiel reflejo de la hipocresía del estado cuando levanta muros al juego privado y abre la puerta a los desmanes propagandísticos del público y semi. Un doble rasero vergonzoso.