«La explosión del juego online hizo pensar a muchos que las casas de apuestas son un negocio redondo, especialmente por la moderada inversión que supone abrir un local», así explica Alejandro Landaluce, Director General del Consejo Empresarial del Juego, el importante crecimiento que este tipo de locales experimentó hace unos años. «Solo era cuestión de tiempo que los nuevos inversores descubrieran que el juego es un negocio que puede ir bien o mal, como cualquier otro, especialmente porque la demanda no creció, y mucho menos al mismo ritmo».
La realidad es que, según datos de la propia Comunidad de Madrid, los locales de apuestas se han reducido en la región de 160 en 2019 a 64 en 2024, lo que supone un descenso del 60 %. En el caso de los salones de juego (importante diferenciación), han experimentado un decrecimiento de hasta el 8 %. Así, esta región ocupa actualmente el puesto 14 de salones de juego por cada 100.000 habitantes respecto a las 17 autonomías y dos ciudades autónomas. Por si fuera poco, desde el propio Gobierno regional aseveran que «se trata de un sector especialmente regulado y vigilado. Hemos realizado más de 27.000 inspecciones en 2023 y 15.000 en lo que va de 2024, para la seguridad de todos: inversores, jugadores, menores, y público en general».
Landaluce asegura que desde el sector no tienen ningún problema con el volumen de inspecciones: «De hecho, creo que es bueno para nosotros, porque demuestra el nivel de profesionalidad y seguridad que hay». Pero por eso mismo, denuncia «la injustificada alarma social que se ha despertado desde hace años», además de medidas «excesivamente estrictas». «Se nos ha acusado de ser un peligro para los menores, cuando somos de los únicos locales que tienen control de acceso permanente. Por ejemplo, en Baleares, hasta se nos prohibió abrir locales cerca de las guarderías, como dando a entender que nuestra intención fuese incitar al juego a los bebés. Transmite la sensación de que no respetamos la Ley», reclama desde CeJuego. Él defiende que este sector, se podría haber autoregulado de forma natural, como otras burbujas.
A la vez, sostiene que las últimas restricciones sobre su sector tampoco se justifican en un incremento de los índices de ludopatía: «No hay ningún estudio que haya demostrado un incremento considerable de este tipo de trastornos. De hecho, España cada año cuenta con uno de los índices más bajos de Europa, al igual que tampoco hay más casos de adicción o consumo entre los menores».
En varias ocasiones Landaluce menciona, como ejemplo de regulación a Cataluña, donde su sector está contigentado desde 2003. Desde entonces no se abren nuevos locales allí, lo que ha hecho que los inversores se concentren desde entonces en núcleos como Madrid. «Pero esto no significa que el consumo de apuestas haya crecido en torno a la capital, sino que hay mucha más oferta, pero la misma demanda, lo que precisamente reduce las posibilidades de éxito de cada local», afirma. «Como tampoco es cierto, que nuestro sector se dedique a expandir el negocio en entornos de pobreza o marginales», sentencia.
La batalla contra la adicción
Por su parte, el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, se reunía la semana pasada con el delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Adicciones, Juan Ramón Villalbí, para abordar aspectos relativos a la lucha contra estos trastornos y poner sobre la mesa las aportaciones que desde el Gobierno central se impulsan al respecto. En el encuentro participaron también representantes del tejido asociativo especializado en la atención a esta problemática, como la Asociación Alucinos, Lakoma Madrid, de la Plataforma Madrileña de Entidades Para la Asistencia a la Persona Adicta y su Familia (FERMAD) y de la vocalía territorial de la Red de Atención a las Adicciones (UNAD). larazon