Cirsa vuelve a intentar su asalto al parqué. Como ya hizo antes de la pandemia, la compañía controlada por Blackstone inicia los trámites para salir a bolsa como forma para que el fondo propietario recupere la inversión acometida en 2018. La organización ha contratado ya a Deutsche Bank, Morgan Stanley y Barclays para coordinar una operación que, eso sí, no es a corto plazo y sí a un mínimo de entre seis y doce meses vista.
El movimiento, avanzado por Expansión, está todavía en una fase inicial, confirman fuentes de la empresa que, destacan, que no tienen prisa ni necesidad para afrontar el salto. Los plazos de este tipo de operaciones implican que el grupo ya no llegará evidentemente a la ventana de antes del verano y aspiraría, como pronto, a la ventana de fin de año. 2025, eso sí, suena como la fecha más probable.
En los últimos meses, la firma de juego había enfriado las posibilidades de una salida a bolsa debido a que no encontraba las valoraciones que, según ella, merecía. Ahora, buscan que los tres bancos de inversión les ayuden a encontrar los múltiplos al calor de la subida generalizada de los mercados.
Aunque no trascendió la fecha exacta, Blackstone compró Cirsa a Manuel Lao por alrededor de 1.600 millones de euros. Según las distintas fuentes, la valoración actual podría oscilar entre los 3.000 millones y los 5.000 millones de euros. Además, la compañía tiene una deuda de 2.248 millones de euros.
De este modo, parte de la oferta pública de venta iría a los bolsillos del fondo de inversión y otro porcentaje sería destinado a reducir el pasivo de la organización, que ha aplicado una política de crecimiento inorgánica en los últimos años.
Así, se uniría al club de las compañías del sector del juego cotizadas, entre las que se compara –aunque evidentemente con matices, con la italiana Lottomatica, las británicas Flutter Entertainment y Entain y la gala Français des Jeux.
El relanzamiento de la operación llega después de unos resultados de 2023 que se saldaron con unos ingresos de 2.396 millones de euros, un 17,5% más que en 2022, y un beneficio neto de 80 millones, un 41,5% más que el ejercicio anterior, en un año récord en que además de crecer en negocio orgánico siguió incorporando activos, como casinos en México (comprado por 10,5 millones en Tuxtla) y Panamá (abierto tras reformarlo) y varias empresas italianas. Además, consolidó el casino de Tánger adquirido en 2022, e integró en Sportium la casa de apuestas mexicana Ganabet, que también formó parte de las compras de 2022.
La multinacional con sede en Terrassa (Barcelona) registró un ebitda (beneficio operativo) de 630,1 millones (+14,1% interanual), superior a las estimaciones de la compañía para el año 2023, que se movían en una horquilla de entre 615 y 625 millones. eleconomista