Un diputado de Compromís en las Cortes Valencianas, Carles Esteve, tildó de gentuza a los trabajadores de los salones y de paso a un diputado del PP por haber emprendido acciones legales contra el líder de su partido, Joan Baldoví, por difamación.
Compromís es un partidito, con afiliados que caben en unos cuentos taxis, que se autoproclama nacionalista y de izquierda extrema. Su ideología es la de estar al lado de los trabajadores, de los desprotegidos, de los aplastados por el yugo del capitalismo. En éste sentido el diputado Esteve hace distinciones: los trabajadores de los salones no entran dentro del cupo de los que hay que apoyar por el hecho de ganarse el sueldo en la actividad del juego. Este colectivo, según el partidito de marras, no tiene la entidad laboral que marcan los códigos ideológicos de la izquierda extrema. Y por éste dato muy elocuente y por haberse atrevido a plantarle cara al faltón de su jefe el diputado Carlitos los desprecia e insulta.
Es cosa sabida que estamos representados por una cierta clase política que no supera los mínimos listones en cuanto a formación, cultura y educación se refiere. Tipos y tipas cortitos de mente y sobrados de ínfulas. Gentes sin oficio que no han currado y se han instalado en las poltronas políticas con aires de suficiencia. Y que no dudan en contravenir todas las reglas para insultar o demonizar a aquéllos que les garantizan su salario. El susodicho Esteve pertenece a ésa pléyade de políticos con raquitismo intelectual que venimos padeciendo, soportando y pagando. Que no son otra cosa que gentuza política.