Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

El muro de la vergüenza

20 de noviembre de 2023

A lo largo de mi vida he huido por convicción de las disputas personales que entran en terreno áspero y devienen en enfrentamientos poco recomendables. He procurado soslayar las rencillas familiares, que nunca faltan, y que deterioran las relaciones entre personas unidas por lazos consanguíneos. Por carácter y por pensamiento decido quedarme al margen de todo aquello que contribuye a erosionar la convivencia entre las gentes de mí alrededor, entre quienes comparto vivencias y vínculos de afinidad. Porque una atmósfera ciudadana o familiar enrarecida por el mal ambiente, por la descalificación del que tienes al lado o por la discusión permanente no hace presagiar nada bueno para facilitar una vida en común saludable y en estado de paz.

Esta es una idea propia, un modo de entender la existencia al que siempre me he aferrado con voluntad firme. Me declaro pacifista, ajeno a los ruidos y confrontaciones, en la más amplia acepción de la palabra. Por tan simple convicción me duele infinito comprobar el grado de confrontación al que está llegando España por la decisión de un político aventurero, mendaz y sin escrúpulos que para perpetuarse en la poltrona no ha dudado en levantar un muro que envenena la relación entre medio país y el otro medio. Un tipo que ha hecho del frentismo, de la división, del odio al oponente su principal y casi única estrategia, su credo ideológico al que se han sumado, con adhesión borreguil, una corte de apesebrados agradecidos y prestos al cumplimiento de las consignas del jefe. Que son repetidas con entusiasta unanimidad por sus fieles corifeos.

Es triste que la ambición desmedida de un personaje, que pasará a la historia por sus tretas y falsedades y por haberse ciscado con la ley y la democracia, haya conseguido con su gestión lo más indeseable: el levantamiento de un muro político de odio que divide en dos fracciones presuntamente irreconciliables a la España de hoy. El muro de la vergüenza, que emerge cuando ya tantos se habían demolido. Cuando ya tantos se habían olvidado.