Conozco Sao Paulo y Río de Janeiro. En ésta última ciudad estuve varias veces y desde mi balcón del hotel Copacabana Palace me llenaba los ojos de un azul iris con la contemplación de la sábana inmensa del Atlántico que despedía reflejos de plata. Sao Paulo y Río de Janeiro son dos escenarios grandiosos que simbolizan por un lado la potencia económica y empresarial de un país y por el otro el encanto de la belleza natural que deslumbra y apasiona, de lo sensual que es vida y placer. Guardo de aquéllas estancias recuerdos imperecederos, páginas escritas con vivencias deliciosas y anécdotas curiosas que no se olvidan. Porque nada de lo que pueda acontecer en ése Brasil inmenso colosal y multicolor en el más amplio de los sentidos deja indiferente, Antes al contrario, te atrapa y subyuga.
Más allá de las pinceladas trazadas por la memoria llevo un puñado de años oyendo hablar de la legalización plena del juego en Brasil. De los movimientos políticos desplegados en éste sentido, que nunca terminan de cuajar. De la presión que ejercen estamentos concretos para que la realidad de su puesta en marcha no se produzca.
De las idas y venidas de proyectos a las cámaras oficiales que luego se diluyen. Algún día, pienso, y desearía que no se eternizara en el tiempo, lo del juego en su más amplia acepción adquirirá carta de naturaleza en Brasil, se revestirá de plena seguridad jurídica y echará a andar con todos los pronunciamientos favorables.
Cuando éste acontecimiento social se produzca, que ya va siendo hora, el inmenso mercado que es Brasil cuenta con empresarios y fabricantes de la industria que son líderes globales por derecho y méritos contraídos. Que han acreditado su solvencia, su poder tecnológico y sus medios para investigar y avanzar. Para abrir puertas de futuro a la industria. Para crear sistemas y productos que confieren al ejercicio del entretenimiento una dimensión desconocida. Si esto sucede hay en la rampa de valida un protagonista esencial, único: Johnny Ortiz comandando ZITRO. Dos nombres y una sola idea que seguro, seguro, están en la mejor disposición para hacer del Brasil inmenso un escenario ideal para propiciar la diversión con sus sistemas y máquinas inigualables. Confío en ser testigo del acontecimiento.