La nueva Ley del Juego de Galicia tiene como principal objetivo promover un juego seguro y responsable y proteger a las personas más vulnerables. Lo de la seguridad y responsabilidad suena ya a sonsonete dando la impresión de que anteriormente la actividad estaba descontrolada y cada quisque hacía lo que le daba la gana. Y por descontado, que no ha sido así y en todo tiempo los empresarios del sector se han ocupado de que sus negocios desprendieran seguridad en el más amplio sentido del término. Desaprensivos, gentes que se ciscan en las normativas, los hubo antes y los hay ahora, pero su porcentaje es tan reducido como irrelevante.
Volviendo a la Ley gallega se exhibe como uno de sus principales logros "el veto a todo tipo de publicidad del juego en la radio y la televisión de Galicia”. La decisión me parece exagerada pues pienso que habría que dejar alguna franja horaria, aunque fuera manifiestamente inapropiada, para dar cabida a los mensajes del juego privado.
La cuestión y lo que motiva éste artículo es que se impone un férreo veto al juego, ¿ pero entra en ése apartado el público ? Esta es la gordísima duda que me asalta porque o mucho me equivoco o los de SELAE y ONCE continuarán disponiendo de carta blanca, y ancha, para proseguir bombardeando al personal con sus rascas, sus premios, sus sorteos extraordinarios y su sinfín de productos que afloran con insistencia pertinaz en todos los medios radiofónicos y televisivos.
Uno desde su ingenuidad se pregunta si no será un tanto perturbador para determinados colectivos vulnerables éste despliegue apabullante que realizan Loterías y los Ciegos para endilgar al personal sus productos, que se ha comprobado adquieren hasta menores de edad sin que actos de ésta naturaleza despierten ningún escándalo informativo. Todo lo contrario de lo que sucede con los juegos privados pasto de noticias sensacionalistas que condenan sus prácticas. Una situación como la de Galicia hace que nos reafirmemos, faltaría más, en un juego seguro y responsable. Por descontado que sí. Pero en el que no existan excluyentes protegidos como SELAE y ONCE. Que juegan con ventaja, prepotencia y descaro.