Se están escribiendo nuevas páginas en las autonomías. Nombramientos de gobiernos en Baleares, Cantabria, Canarias, Comunidad Valenciana el próximo miércoles y otros previstos en breve. En resumen se trata de un cambio de dirección política que en las etapas anteriores si por algo se han destacado ha sido por la regresión del juego, por el ataque sistemático a la actividad y sus empresas, por un pugilato establecido para comprobar quién se distinguía más en aplicar medidas de carácter restrictivo.
Queremos pensar, aunque en política es difícil hacer predicciones, que ha sonado la hora de que en los citados territorios algo cambie respecto al juego. Que se ponga fin al mal de ojo con el que ha sido contemplado. Que se acabe con la chapucería reglamentaria. Que finalice la persecución hacia sus empresas tratadas con tanta altivez como falta de consideración por unas administraciones que no se han recatado llegado el momento de aplicar una dureza extrema a la actividad.
Se vislumbran en un horizonte próximo unas expectativas de mejora que no acertamos a concretar pero que se aguardan con la lógica impaciencia derivada de una etapa muy dura, en la que el sector ha sido objeto de una política centrada en la prohibición, en el recorte, en el cercenamiento progresivo de la libertad empresarial. Hay mucho estropicio que arreglar tras una fase de acusada voluntad destructiva en materia de juego. Por ello se aguarda el afloramiento de un sentido de la política que acabe con el sectarismo hacia las prácticas de azar. Naturalmente hablamos de las privadas. Las públicas, sin comentarios.