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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Vázquez Loureda, una figura

21 de julio de 2023

Me entero de que los bingos de la provincia de Buenos Aires están siendo objeto de presiones extremas por parte de las autoridades bonaerenses. Sin que tenga relación alguna con éste asunto evoco mis diversos viajes a Argentina con el único propósito de visitar las seis salas que poseía el Grupo ROYAL de mi amigo Carlos Manuel Vázquez Loureda y aprovechar la oportunidad para compartir con él y otros amigos buenos ratos de charla junto a mesas bien provistas para alimentar la felicidad.

Loureda, hoy retirado y tranquilo, no sólo fue un pionero del bingo en Argentina. Su labor empresarial traspasó todos los límites convencionales hasta erigirse en el gran innovador de la actividad en la provincia de Buenos Aires. Las seis salas de bingo que montó, con sus correspondientes casinos electrónicos, dieron un salto cualitativo espectacular a la actividad, que adquirió otra dimensión y un inusitado poder de atracción que quedó reflejado en la masiva concurrencia que registraron dichos locales.

Loureda provocó un auténtico terremoto en el bingo argentino. Por su concepción de las salas, extremadamente cuidadas en la ambientación y el nivel de confort. Por el aliciente que representaba su variedad de máquinas de última generación. Por el esmero puesto en los servicios y la capacitación de sus profesionales y por la calidad de una hostelería convertida en complemento indispensable.

Viví muy de cerca aquéllos tiempos y aquél emerger de salas de ROYAL que causaban impacto y se llevaban al público de calle. Loureda dedicaba veintisiete horas del día al negocio, al estar pendiente de su desarrollo y evolución de manera permanente, tratando de corregir deficiencias e introducir mejoras. Lo suyo era una dedicación permanente al negocio, cuyas singularidades conocía como nadie y sirvieron para sentar cátedra de un inmejorable sentido empresarial.

Continúo, faltaría más, mi relación de amistad y aprecio con Vázquez Loureda, para mí una figura de muchísima talla como empresario que supo catapultar el juego del bingo hasta lo más alto. Al tiempo que pienso que tanto él como yo añoramos ahora mismo algunos de aquéllos encuentros en Buenos Aires, con Puerto Madero como espléndido escenario, que sirvieron para hacernos disfrutar del lado amable de la vida. Loureda, un figura.