Carlos Mazón (PP) ha llegado a acuerdos con VOX para formar gobierno en la Comunidad Valenciana. Y estalló el escándalo. El ejecutivo de Sánchez y sus medios afines, liderados por el duopolio televisivo y el periódico global, ha puesto el grito en el cielo. Vergüenza, alianza ultra, claudicación, se cruzaron las líneas rojas, viene la ola reaccionaría. Estos son algunos de los titulares que han podido oírse y leerse tras el pacto. Hay más y todos tienen un denominador común: finura periodística y ausencia de tendenciosidad.
El pollo político está montado y no duden que irá a más hasta el día de las elecciones. Por tierra, mar y aire se estará bombardeando al personal con el mensaje del miedo: ¡ que llegan los fascistas, los herederos de Franco ! Este es el talante de una izquierda que nos impone unos filtros morales que hay que asumir porque de lo contrario quedas etiquetado como facha. Una izquierda que es maestra en tensionar a la ciudadanía y en ejercitar la doble moral.
Como digo el escándalo arreciará y se prodigarán las descalificaciones al PP hasta el penúltimo suspiro. Y uno se asombra de que tanta furia no obtenga una respuesta firme basada en una realidad que nadie cuestiona, al menos con la fuerza dialéctica de la izquierda. ¿ Puede ésta calificar de vergüenza el acuerdo del PP con VOX y no lo es y más grave los que sella el gobierno de Sánchez con los comunistas, los herederos de ETA y los independentistas catalanes condenados por un golpe de estado ? Nadie aquí habla de la ultraizquierda, que parece no existir.
Son muchos los españoles que se sublevan ante un tratamiento tan distinto. VOX acata la constitución y defiende la unidad de España. Todo lo contrario que los amigos del presidente que alardean de constituir más pronto que tarde sus republiquitas de espíritu cateto.
El nudo de la cuestión es que el escándalo, según la izquierda, no tiene la respuesta contundente que requiere. Por parte del PP y sus gentes más significadas. Ni tampoco de los medios próximos ideológicamente. Complejo de inferioridad se llama éso. Y así los otros duermen tranquilos.
