La idea surgió de Ignacio Benítez Andrade cuando fue presidente de CEJ. Se inventó las asambleas de la patronal con carácter itinerante que cada vez recalaban en una autonomía distinta. Y la verdad es que la iniciativa fue refrendada por el éxito. Permitió que las sucesivas regiones se erigieran por unas fechas en protagonistas del bingo español, reforzó las relaciones entre las asociaciones sin distingos de tamaño e influencia y avivó el sentido de identificación y amistad entre sus representantes que hicieron que cada nueva cita en una ciudad tuviera un ambiente muy cálido y reforzara los lazos de unidad.
Las asambleas se mantuvieron durante un cierto período hasta que dejaron de ser itinerantes. La quiebra de la patronal, escindida en dos, CEJ y FEJBA, por motivos más personales que de funcionamiento, acabó con la posibilidad de reanudar unos encuentros interregionales que dieron sus frutos y solidificaron el espíritu asociativo.
¿ Con CEJ y FEJBA funciona mejor el bingo a escala nacional ? Por descontado que no. La división ha servido para empequeñecer al sector, para restarle fuerza y divulgar una supuesta división. Que es más de personas y de protagonismos que de estrategia asociativa. Y no estaría de más el tomar buena nota, sobre todo cuando una de las patronales, FEJBA, ha ido perdiendo fuelle asociativo en beneficio de su oponente, CEJ. El dilema que se plantea es claro: la unión hace la fuerza. En los temas trascendentales la imagen ha sido esclarecedora: ambas patronales han tenido que ir cogiditas de la mano. ¿ Para eso valió la pena la división ? Que cada cual opine.
Y ahora lo último: CEJ tiene un proyecto para fomentar el juego del bingo en las redes sociales. Al mismo se ha sumado ASEJU que está integrada en FEJBA, que al parecer no ha tocado bola en éste tema. ¿ Lo lógico no sería que ASEJU se largara con viento fresco a CEJ ? Son cosas del bingo y de su incomprensible división patronal.
