En el acto de entrega del premio EXPOJOC a Jesús Franco por su trayectoria empresarial su hija, Mari Carmen, que recogió el galardón, dijo que su padre es sinónimo de juego, de experiencia, innovación, de avances y que sin él y su trabajo, sin su destacadísima presencia no se puede entender el sector en su real magnitud.
Son palabras acertadas las de Mari Carmen Franco que responden a una realidad quizás no valorada en su justa dimensión. En el juego, como en todos los sectores, las gentes que lo conforman suelen ser, por lo general, cicateras y reacias a ser deudores de aquéllos que contribuyeron en grandísima medida a poner los cimientos de una actividad, los pilares sobre los que se levantó el edificio que vino después.
Y uno de ésos pilares, absolutamente fundamental para sostener una parte de la arquitectura sectorial esta encarnado en la figura de Jesús Franco Muñoz y de su obra, junto a su hermano Joaquín, de R.FRANCO que es solera del recreativo y marca de alcance internacional que ha llevado sus productos y sistemas a numerosos países.
El sector está en deuda permanente con empresarios del talante y dedicación como los demostrados a lo largo de su trayectoria por Jesús Franco que, lejos de abdicar de sus obligaciones empresariales las ha ido redoblando en la misma medida en la que la crisis del juego ha ido planteando nuevas exigencias y demandando de fuertes aportaciones económicas para garantizar la viabilidad y proyección del Grupo.
Jesús Franco nunca ha sido ni un conformista ni un acomodado. Lo suyo ha sido y es la lucha cotidiana, el vivir cada minuto de la empresa con intensidad y preocupación, el aportar conocimientos y dinero para que la compañía navegue, esquive tempestades y llegue al puerto del éxito. Y en ésa función titánica sigue porque Jesús es juego. Y del que hace historia.