Los creativos publicitarios que diseñan y realizan las campañas de los juegos públicos y semi no se cortan un pelo a la hora de fabular en sus anuncios. Si aciertas y te toca un premio sabroso en euros de SELAE o la 0NCE puedes cumplir los sueños más increíbles, entrar en el paraíso de la felicidad, dorarte el sol de las playas más paradisíacas, vivir las emociones de un crucero inolvidable, reencontrarte con tus abuelitos a los que tanto quieres, cobrar un sueldo estupendo sin dar golpe hasta que te vayas al otro barrio, comprarte un descapotable de los que quitan el hipo. Podría seguir enumerando universos imaginarios que pueden hacerse de pronto realidad en décimos o cupones de Loterías y la Once. Las puertas del edén se abren de par en par para que entren con alborozo los afortunados y disfruten sin tasa de lo ganado.
Es una forma de utilizar la fantasía para a través de un conjunto de imágenes idílicas y mensajes sublimes excitar la imaginación de los ciudadanos y ciudadanas, faltaría más no incluir a las segundas, y jugar con sus emociones , con sus anhelos imposibles, con el viaje a otros universos para al final del cuento sacarle los cuartos. Todo el celofán literario que envuelve éstos spots publicitarios, muy hiperbólico en ocasiones y cursi en otros, tiene una brizna de chantaje emocional, de irrealidad bien trabajada que invita al sueño eterno que todos llevamos dentro.
Hablamos de campañas millonarias de SELAE y ONCE en las que con inventiva, creatividad y mucho descaro se toca las fibras sensibles de los españolitos para que saquen sus euros y se los dejen jugando. Al juego engañoso de la fantasía que tan pingues beneficios reporta a Loterías y los Ciegos. Y los juegos privados al saco de los apestados.
