En su primer piso grinder en Malta, Víctor Iglesias no convivía con una pareja, un trío, un póker ni tan siquiera con un repóker de jugadores, sino con otros seis españoles que, como él, aspiraban a cumplir el sueño de hacerse ricos jugando a las cartas. All in, debió de pensar cuando aceptó mudarse a otro país para compartir cama con un joven asturiano al que conoció en un foro de internet. Y, de momento, le ha salido bien: siete años más tarde asegura en una entrevista telefónica con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que en este 2023 ya lleva "más de 130.000 euros de beneficio". El secreto de ese gran neto, y el por qué de irse primero a Malta y ahora a Estonia, dice, es que: "No pago impuestos, no es como en España que me quitarían prácticamente la mitad de lo que gano a cambio de nada".
Hacienda, por su parte, intenta no perder la pista a aquellos jugadores de póker que, como Víctor, traspasan con su actividad no solo fronteras digitales cuando juegan desde el ordenador de su casa, sino también físicas, tanto cuando van a jugar torneos a otros países como cuando emigran en busca de fiscalidades más propicias. Sin embargo, no siempre lo tiene fácil.
Según ha podido saber EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, hace apenas unos meses el Tribunal Económico Administrativo Regional de Canarias (TEARC) tuvo que anular una liquidación de 100.000 euros contra un jugador de póker por las "deficiencias" de la inspección, aunque hace solo dos años el TEAR de Cataluña sí que consiguió que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña confirmase otra de 90.000 euros. leer noticia completa en periodicodeespaña