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El 6 de marzo de 1985 salía adelante en el Parlamento la Ley reguladora de los Juegos y Apuestas de Galicia. Desde ese momento, la Comunidad Autónoma fue legislada en el ámbito de las apuestas y juegos de azar por un mandato aprobado en el siglo pasado y que tenía en cuenta el contexto social y realidad que existía en aquel momento. A pesar de que esta ley sufrió varios cambios a lo largo de los años, como el que se produjo en 2014, distintas asociaciones demandaban desde hacía tiempo una nueva norma que atendiera a las necesidades de la población actual.
Durante la elaboración de la nueva normativa se explicó que se estaba teniendo en cuenta el punto de vista de un nutrido grupo de expertos, entre los que se encontraba Antonio Rial Boubeta, doctor en Psicología Social y profesor de la USC. Sin embargo, según él mismo señala, “se suponía que querían consenso y aval científico, pero se nos tuvo poco en cuenta”.
A pesar de que le agrada el hecho de que, después de tantos años, hayan decidido sacar una ley que corresponde con los nuevos tiempos y tiene como objetivo la protección de menores, Rial Boubeta la define como una “maravillosa oportunidad perdida”. Para él, se trata de una ley que intenta responder a parte de los nuevos problemas que han surgido relacionados con la ludopatía pero que tiene puntos “muy superficialmente definidos”.
Mientras tanto, desde Agalure, una asociación que lleva desde 1994 ofreciendo asistencia a todas las personas de Galicia que presentan la “enfermedad de la ludopatía”, aseguran que los problemas con el juego llevan existiendo desde que aparecieron este tipo de actividades. Para los integrantes de la asociación, “ya era hora de que después de seis años con la nueva ley guardada se decidiera aprobarla y cambiar la que teníamos desde 1985”.
El Parlamento aprueba la Ley del juego de Galicia con la oposición en contra del texto
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EFE
Y es que con la nueva normativa, según destacan desde esta asociación, se contempla el control de acceso a este tipo de actividades para evitar que “menores de edad y personas vulnerables” puedan jugar. De esta forma, la ley pretende evitar que las personas más propensas a desarrollar esta enfermedad y las que ya la padecen tengan imposibilitado responder a todos esos estímulos que los invitan a empezar a jugar o apostar.
“Pero nos gusta destacar que nosotros defendemos que todo juego de azar tenga un control de acceso, aunque este sea Loterías y Apuestas del Estado”, piden desde Agalure. Es así como señalan que la nueva legislación no abarca toda la esfera del juego, sino que está limitada por las competencias que tiene la Comunidad Autónoma de Galicia, que no puede interferir en aquellas cuestiones que son responsabilidad del Estado, como es el caso de la lotería o las apuestas por Internet.
A pesar de que desde Agalure se destaca el gran avance que supone esta nueva ley, lo cierto es que existen otros colectivos que la consideran “poco ambiciosa”. Lucía (pseudónimo), exmiembro de la plataforma Fóra Casas de Apostas da Coruña, habla de esta normativa como algo “insuficiente y poco coherente si tenemos en cuenta que los datos nos muestran que, desde 2016, las personas diagnosticadas con ludopatía acumulan una deuda de más de 9,3 millones de euros”.
Partiendo de que esta plataforma es abolicionista de estas actividades y su objetivo es cerrar todos los locales de apuestas y juegos de azar, considera que se han dejado de lado muchas cuestiones importantes. Una de ellas es la polémica distancia de 300 metros que se estipula que debe haber entre estos establecimientos y los centros de enseñanza o de desintoxicación, ya que, según señala, se centran únicamente en establecimientos especializados en el juego y “se dejan de lado otros”.
Máquinas en los bares
A pesar de que esta nueva ley dictamina que debe haber una distancia mínima entre los locales de juego y los centros educativos, lo cierto es que esto no afecta a los bares ni a otros negocios hosteleros donde hay máquinas de juego. Según se señala en Agalure, “se ha avanzado con la normativa, pero no se han tenido en cuenta todos los aspectos, lo cual también es normal”.
En este punto, Antonio Rial destaca la insistencia que hubo por parte de algunos expertos de poner unos controles más rígidos en las máquinas de estos establecimientos: “Se propuso usar un mando, como el de las máquinas de trabajo, y otros mecanismos, pero no quisieron”. Y es que asegura que la mayor parte de los menores no juegan en casinos ni establecimientos de este tipo, sino que empiezan a caer en la ludopatía “en el bar de al lado del instituto donde hay una máquina de apuestas deportivas”.
Según este experto, la distancia de 300 metros que se estipula que debe haber entre centros de educación y casinos es una medida “muy valiente” que pone a Galicia a la altura de otras Comunidades Autónomas. Pero el hecho de no tener en cuenta los bares, hace que esta medida pierda parte de su sentido. “La tasa de ludopatía en jóvenes españoles está a la cabeza de Europa”, comenta.
Una afirmación que no comparte la Asociación Gallega de Empresas Operadoras (AGEO), que integra a la mayoría de las compañías de máquinas recreativas y de juego de Galicia. Según señala su presidente, Serafín Portas, “no es cierto que haya un aumento en el juego en Galicia, al contrario”. Sobre todo, destaca que en la hostelería están cada vez menos presentes las máquinas de juego debido al propio cambio en el concepto de bares que, en la actualidad, son más bien “modelos gastrobar” que no encajan con la colocación de máquinas de juego.
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David Suárez
La otra cara de la moneda
El presidente de la Asociación Gallega de Empresas Operadoras asegura que aún están analizando el texto de la ley para ver cómo les afectará: “Esta Ley ve la luz después de varios años en los que, desde el sector del juego privado presencial, hemos trabajado para conseguir la mejor norma posible que garantice la supervivencia de nuestros negocios”, explica.
AGEO avala los controles de acceso a locales de juego y las distintas medidas de protección para los colectivos vulnerables y asegura que la ley “mantiene los límites de desarrollo del negocio” en lo referido a que ya existía un tope de aperturas de salones, bingos y casinos. Sin embargo, el hecho de que las autorizaciones caduquen a los 15 años renovables supone “incertidumbre para nuestro futuro y viabilidad”.
Además, calcula que esta industria da empleo a más de 2.000 personas en Galicia. “Al ser un sector que vive un momento crítico desde la pandemia y con una actividad en descenso, creemos que puede haber impacto en el empleo”, comenta.
“Sabes que no puedes jugar”
¿Y qué dicen los ludópatas en rehabilitación? Uno de ellos, que desea preservar su identidad, sostiene que la ley puede tener un efecto positivo a la hora de evitar que crezca el número de afectados por esta adicción y evitar que los colectivos vulnerables se vean expuestos a “la tentación” de caer en este tipo de dinámicas.
Sin embargo, también tiene claro que “una persona rehabilitada sabe perfectamente que no puede jugar”. Para él, esto supone que alguien en su misma situación no se llegue a plantear el hecho de acercarse a una casa de apuestas. “Es como si tuvieras intolerancia a un alimento; sabes que si te lo tomas te va a sentar mal, por lo que haces todo lo posible para no comer nada que lo contenga. Con los juegos de azar es exactamente lo mismo”, asegura.