Hemos entrado en precampaña electoral y los líderes de los partidos en liza se posicionan y anticipan sus programas o iniciativas más urgentes si se mantienen u optan a la ocupación del poder.
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ya ha declarado su propósito en caso de ganar las elecciones y formar gobierno de suprimir los ministerios de Consumo e Igualdad. Dos departamentos creados a la fuerza por la imposición derivada del ejecutivo de coalición que debía de repartir cuatro ministerios para ser ocupados por UP.
Por ceñirnos al caso concreto de Consumo se ha revelado como un departamento perfectamente prescindible que ha servido para el entretenimiento, que no trabajo, de su titular Alberto Garzón. Sin apenas competencias Garzón ha hecho del juego el tema estelar de su gabinete distinguiéndose en ese cometido por su desmesura a la hora de prohibir y por su clara animadversión ideológica a todo lo referido al juego privado. En otro orden de cosas y tras su anuncio de no presentarse a las elecciones, Garzón pasará a los anales ministeriales por una incompetencia manifiesta y difícilmente superable al tiempo que por sus extravagantes e insólitas propuestas. Consumo: un ministerio que nunca debió de existir, para ahorro y tranquilidad de los españoles.