Los fondos de Codere buscan un CEO experto en venta de empresas para una salida en dos años

| 3 de abril de 2023

Codere vuelve a reestructurarse con el objetivo de que, esta vez sí, sea la defintiva y su actividad alcance un cierto grado de viabilidad. El grupo anunció el miércoles la inyección de 100 millones de euros de los fondos propietarios, a través de una nueva emisión de deuda, y el relevo de sus dos consejeros delegados, que han durado apenas nueve meses en el cargo. Todo ello acompañado de una reformulación de su plan de negocio y de un aplazamiento de un año en los vencimientos de sus bonos, de más de 700 millones.

Unos movimientos con los que los bonistas, propietarios del 95% del grupo, y entre los que se encuentran fondos como PGIM, Davidson Kempner o Jupiter, buscan enderezar el rumbo de la compañía, proporcionarle valor y, a medio plazo, abrir su salida de la misma.

Lo pone de manifiesto el hecho de que estos inversores buscan para Codere un CEO con experiencia en empresas que hayan pertenecido a fondos de capital riesgo, y que posteriormente fuesen vendidas con éxito. Así lo indica la propia empresa entre la documentación publicada en los últimos días, relativa a su plan de reestructuración. Ese primer ejecutivo, que la empresa quiere que tome las riendas a partir del verano, debe tener un “sólido perfil alineado con las prioridades de la compañía”.

Entre ellas, un impacto demostrado en situaciones de transformación, como la que enfrenta Codere; pero también en fusiones o en experiencias anteriores en “empresas propiedad de fondos de capital riesgo, exitosamente vendidas a compradores estratégicos”. También, valora un amplio bagaje internacional, sobre todo en Latinoamérica.

Fuentes de Codere explican que una venta inminente de la empresa no está encima de la mesa de sus actuales accionistas, que buscan devolverle el valor perdido con el nuevo plan de negocio. Sin embargo, la naturaleza de estos fondos, en muchos casos oportunistas, implica que la salida se buscará tarde o temprano. En concreto, fuentes consultadas hablan de un plazo de alrededor de dos años para que la empresa pueda haber alcanzado un cierto valor de venta y que los bonistas ejecuten su salida. Leer noticia completa en elpais

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