La Agencia de Aduanas y Monopolios de Italia asimila el futbolín y el ping pong a los juegos de azar más habituales.
La nueva legislación exige que las máquinas de juego que no paguen premios en efectivo, y las que no distribuyan cupones, sólo podrán instalarse en locales de ocio si cuentan con una autorización específica para su funcionamiento. Quien no cumpla con esta regla se arriesga a una multa que podría llegar incluso a los 4 mil euros. Los bares y clubes ya pagan un impuesto de entretenimiento, y la adición de este nuevo gasto y burocracia ha creado bastantes dolores de cabeza y desacuerdos.
El juego, símbolo del verano y la sociabilidad, adquiere por tanto un matiz negativo e inquietante: muchos argumentan que, en este intento de reorganizar el sector del juego sin premio en metálico por parte de la Agencia de Aduanas y Monopolios, se equipara erróneamente al futbolín con el juego. Cabe recordar, sin embargo, que ya se estableció el 18 de mayo de 2021 que había entrado en vigor, aunque otorgando prórrogas para asegurar que los propietarios pudieran cumplir; ahora, sin embargo, la ADM ya no otorgará más tiempo, ya que el Parlamento habla de revisar la legislación (también debido al caos de las salas Lan y eSports).
Mientras tanto, algunas caras políticas también han comenzado a expresar su disidencia sobre la interpretación "rigurosa y casi imaginativa" de la Agencia de Aduanas. Dos parlamentarios de la Liga, Daniele Belotti y Simona Pergreffi, declaran que con la decisión de la ADM también hay riesgos para lugares como oratorios y clubes recreativos, y ya está lista una pregunta parlamentaria de la diputada de Forza Italia Maria Paola Binetti.